La comunicación en medicina debe romper los vicios entre el doctor y el paciente cuando la causa del mal, son en teoría “los malos hábitos del paciente” pero también del doctor, que como autoridad “castiga e impone dietas”. Ni el paciente es culpable ni el doctor castiga, la industria del dulce acusa a los padres de los niños enfermos y se cree que la dieta es un castigo; la realidad es que deberíamos comer mesuradamente todo el año y abstenernos de frutas fuera de temporada, celebrar sin sobre dosis al comer, de azúcar, grasa, harinas, carnes, licores, etc. Cambiar nuestra idea de placer al comer, menos exagerada, es primordial tratar al adulto con una óptica de salud tratando de rehabilitar su paladar y sistemas de placer en el cerebro, para que pueda dejar sus malos hábitos al comer, es decir simultáneamente a la atención en una clínica para el tratamiento de las bebidas azucaradas, afrontar con determinación los abusos en la accesibilidad, disponibilidad y publicidad de alimentos sin valor nutricional. No por aludir a la libertad y la democracia en el comercio, se puede permitir la muerte y sufrimiento de las victimas de esta epidemia, QUE TIENE SOLUCIÓN.
Es primordial la lucha legal contra el abuso de las empresas de alimentos y medicamentos, en la publicidad, accesibilidad, y disponibilidad, de comida no solo no nutritiva incluso nociva para la salud de adultos y con mayor gravedad de menores de edad, no es posible permitir el patrocino del deporte por las empresas que venden cervezas. No es posible la publicidad en las banquetas con letreros a la vista de los menores de edad, no se regulan ni la accesibilidad, ni la disponibilidad, ni la publicidad en parques, teatros, cines, baños públicos, estadios, centros deportivos, ESCUELAS y banquetas de la ciudad. Es pues, importante ayudar en la crisis de abstinencia de las personas que realmente tienen la voluntad de dejar sus dependencias, por ejemplo de beber las gaseosas, y procurar la rehabilitación del paladar y la regulación del sistema límbico de respuestas a estimulantes, (satisfactores químicos contenidos en estas bebidas gaseosas)
Para atender a quienes manifiesten su deseo de dejar de consumir las bebidas gaseosas y azucaradas hay que definir MARCO CLÍNICO de la dependencia a las bebidas azucaradas, para crear un tratamiento, como estrategias para prevenir tales trastornos, que conducen además a dependencia las sustancias nocivas para menores de edad (y adultos) y son permitidas como el alcohol y el tabaco. Podremos atender científicamente la rehabilitación sensorial creando una especie de Clínica del Gusto. La única manera real y ética de provocar la participación social, es resolviendo efectivamente sus problemas, por ello es importante crear el modo o el mecanismo para ubicar y atender a los niños con sobrepeso, si los mismos menores de edad bajan de peso serían los promotores de salud desde adentro del núcleo familiar, simultáneamente se capacita los adultos y se les da atención en la Clínica del Gusto a toda la familia. Tanto en el seguimiento nutriológico de sus alimentos como en la educación sensorial.
Las alternativas al placer de la Coca cola son maravillosas y sanas:
Es importante aclarar un tema manipulado a conveniencia sobre el cacao y la dependencia. Primero hay que diferenciar entre chocolate industrializado y cacao integral, y tambien hay que diferenciar entre la dependencia fisiológica y la psicológica. La dependencia física a una sustancia es cuando superamos el limite de tolerancia en el consumo externo de la sustancia que genera la segregación de reguladores del ánimo o placebos, por lo que el cuerpo deja de producirlos naturalmente y en equilibrio, al no producir más la sustancia, exige recibir la dosis regular a la que el hábito la acostumbro, o entra en “crisis de abstinencia”.
El cacao no tiene estimulantes fuertes, el contenido de cafeína es de 6% aproximadamente como un café descafeinado, el cacao liquido en agua sin dulce no debería ser tan excitante como lo es el chocolate “normal” (coctel de emulsiones para producir el mayor éxtasis, entre ellas el azúcar es el de mayor proporción), los prejuicios atribuidos al chocolate no lo son para el cacao integral líquido.
El placer en el consumo de cacao integral amargo no solo es la delicia de una sensación … de fresca madera dulce… que activa la salud y lucidez mental y equilibrio emocional, el placer del cacao que puede hacer desear la bebida es esta plenitud de funciones en el organismo, no la carencia de una sustancia. Una adicción fisiológica es provocada por la carencia en la regulación del estado del ánimo, provocando crisis de abstinencia.
Por el contrario la capacidad del cacao de regular de manera equilibrada la endorfina y serotonina del cerebro que regulan las emociones, conduce a la serenidad, permite la concentración, la meditación, la reflexión, las capacidades cognitivas de la inteligencia, para comparar y valorar, para tomar decisiones, esto es realmente muy benéfico para la recuperación del sistema de recompensas del placer en el cerebro y dejar incluso otras adicciones, disfrutando plenamente las cosas simples y cotidianas, (las capacidades naturales de regular el buen ánimo, se atrofian con las sustancias que inhiben la natural regulación de los placebos del cuerpo, la adrenalina, la endorfina, la serotonina, la capsina, etc.); en cambio un deseo de sobrevivencia desarrolló un sistema de recompensas cuando se ingieren nutrientes indispensables para la vida el cuerpo es recompensado, como cuando se tiene mucha sed y se bebe un vaso de agua pura, el cuerpo hace un sonido muy conocido de placer un “¡HHAAAA!, cuando se ingiere la bebida que reconforta y proporciona los elemento básicos para vivir, se desea el agua como algo natural no se puede decir que es un hábito nocivo, lo mismo con el cacao , su deseo es psicológico, no una “adicción fisiológica”, es el fortalecimiento de los minerales que componen la sangre, el hierro, el magnesio, el potasio, los polifenoles, los que hacen desear el producto, pero no es una sustancia que el cuerpo produce, la teobromina no es producida por el cuerpo y que al ser sustituida genere crisis de abstinencia.
Sin embargo, no podemos decir lo mismo de los productos sintéticos desarrollados por la ingeniería de los alimentos, capaz de reproducir la sensación del beso humano, con las texturas, la temperatura de fusión, el aroma, el color, la consistencia, los efectos químicos del azúcar que le agregan, muchas veces contienen otros estimulantes como la canela, el café, etc. Que si generan una dosis masiva de estimulantes que despues de algun tiempo hacen que el cuerpo deje de producir estos satisfactores conduciendo a rebotes entre el furor y la depresión que llevan a la tristeza profunda y dependencia a opiáceos de farmacia. El chocolate industrializado produce migraña en pacientes con ese padecimiento en cambio el cacao integral puede aliviarlo, es por eso por lo que no debemos llamar cacao al chocolate como no llamamos café al capuchino, ni cacao al mole. El chocolate moderno no es cacao, lo contiene muchas veces en mínima cantidad y además es una tableta sólida, se vende también como producto masticable, que ya es diferente de una bebida de cacao amargo en agua, capaz de diluir y absorber sus nutrientes con mayor velocidad.
En el virreinato de la Nueva España se condenó el consumo de cacao, hasta que entro en discusión si la bebida de cacao era o no, un alimento, y podría romper con el ayuno, de modo que fue prohibido en los conventos obligándolos a realizar el voto de abstinencia; en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, las damas de sociedad que acostumbraban como en España también, tomar chocolate durante la misa, fueron amenazadas por el obispo Bernardo de Salazar hasta con la excomunión si no dejaban de consumir chocolate dentro la de la iglesia y ellas dejaron de asistir prefiriendo las tazas de chocolate.
Finalmente el Papa Pablo VI concluiría con los debates diciendo Licuidum non frangit jejunium (los líquidos no rompen el ayuno). Autorizando su consumo.
Por ello se manipula mal intencionadamente para decir por un lado que el cacao es adictivo o y por el otro que el chocolate no es adictivo según convenga. Por eso hay que diferenciar, el cacao no es chocolate, el chocolate es una delicia y el cacao tiene una función. El descontrol compulsivo por una sustancia es producido por una sobre dosis de placeres continua y masiva, desde la alimentación en la temprana infancia.
Es pues urgente crear un vínculo entre comunicadores, educadores, agrónomos y médicos, y la sociedad en general, con los niños que ya padecer y sufren sobrepeso. Este vínculo o coordinación de colectivos en un sistema de enlace y coordinación de todos entre todos los involucrados, para crear un sistema epidemiológico de prevención, monitoreo y tratamiento de enfermedades nutricionales, que atienda efectivamente a las personas que sufren esta condición de mal nutrición.
Tratemos de eliminar las Coca Cola desde ya, dejando de consumirla. Y a la vez fundar las raíces de un frondoso y sano sistema de alimentación social.
Ven a conocer el uso funcional de las bebidas cacao en tiempos prehispánicos.
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